La llegada del aire acondicionado hace más de 100 años cambió radicalmente el mundo. Eliminó las limitaciones geográficas en las cuales las personas pueden vivir cómodamente, transformó el paisaje de la ciudad moderna (imaginen edificios sin A/C) y permitió el desarrollo de tecnologías como el microchip y las computadoras, que serían imposibles de fabricar y operar sin el ambiente controlado que proporciona el A/C.
Pero esa es solo la mitad de la historia.
El aire acondicionado también ha tenido un impacto negativo en el clima. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (AIE), el uso de unidades de aire acondicionado y ventiladores eléctricos representa cerca del 10 % de todo el consumo mundial de electricidad hoy día. Esto nos deja estancados en un círculo vicioso: entre más aire acondicionado utilizamos, más calentamos el planeta y, por lo tanto, más necesitamos del aire acondicionado. ¿Pueden las empresas ejercer liderazgo en este espacio y ayudar a romper el ciclo?
El cambio climático es una de las cuestiones determinantes de nuestro tiempo. No solo implica el aumento de la temperatura global, sino también las consecuencias que este pudiera ocasionar. El aumento del nivel del mar, que pone en peligro nuestras ciudades y agua potable; las tormentas e incendios forestales cada vez más severos, y la reducción masiva de cultivos agrícolas son solo algunos ejemplos de los problemas que enfrentaremos.
La comunidad empresarial desempeñará un papel crítico para resolver este problema. Una parte de ese papel es responsabilizarse de sus propias emisiones mediante la adopción de tecnologías de bajo consumo energético y reducir la generación de desechos. La otra parte es invertir en el desarrollo de tecnologías que nos permitan reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Es responsabilidad nuestra rentabilizar la eliminación de las emisiones de dióxido de carbono para que proliferen las soluciones.
Las emisiones del aire acondicionado se disparan
El uso del aire acondicionado es común en gran parte de Norteamérica, pero no así en el resto del mundo. Incluso en zonas extremadamente cálidas y húmedas, como el Sudeste Asiático, India y China, el aire acondicionado se considera un lujo reservado para los ricos.
Sin embargo, en los últimos tiempos hemos observado un incremento en el uso del aire acondicionado en esos países a medida que aumentan los ingresos, y esta situación podría continuar. Un informe publicado por la AIE señala que “En las últimas dos décadas, China ha tenido el mayor crecimiento a nivel mundial en demanda de energía para enfriar los espacios de los edificios, con un incremento anual del 13 % desde el 2000”. Y a escala global, esa demanda no disminuirá. De acuerdo con la AIE, se anticipa que la demanda global de energía para el aire acondicionado se triplicará entre ahora y el 2050.
El Covid-19 también ha empeorado la situación. Un informe de McKinsey & Company sugiere que los edificios deberían aumentar su nivel de aire fresco y dejar de apagar los sistemas durante la noche y los fines de semana para evitar la transmisión del virus. Esto podría ocasionar que el consumo energético del aire acondicionado se eleve más que nunca este verano.
¿Cómo podemos enfrentar este desafío?
Reducir las emisiones de dióxido de carbono del aire acondicionado es una batalla de dos frentes. El primer problema son los hidrofluorocarbonos (HFC) —los principales refrigerantes utilizados actualmente en el aire acondicionado—, que son gases de efecto invernadero 1,000 veces más potentes que el dióxido de carbono. En este frente vamos por buen camino: en el 2016, 197 países adoptaron una enmienda para reducir los HFC conforme al Protocolo de Montreal.
El otro problema es que el aire acondicionado consume una cantidad enorme de electricidad (solo revise su cuenta de luz este mes). Aunque se ha mejorado la eficiencia energética del aire acondicionado a lo largo de los años, la tecnología en sí prácticamente no ha cambiado desde que se inventó hace más de un siglo. Incluso los sistemas de aire acondicionado para casa/habitación más eficientes han logrado solo el 14 % de eficiencia máxima teórica. Actualmente se están llevando a cabo muchos esfuerzos para modificar por completo la manera en que funciona el aire acondicionado, lo que reduciría su consumo energético.
Algunos esfuerzos de investigación y desarrollo (I+D) se enfocan en el control totalmente eléctrico de la temperatura del estado sólido, que consiste en utilizar dispositivos termoeléctricos o electrocalóricos para lograr una eficiencia a largo plazo. Otros se centran en alternativas a plazo más corto, como encontrar maneras de reducir la carga de humedad que el aire acondicionado tiene que procesar (p. ej. hacer que el aire acondicionado sienta que está en Phoenix, aunque en realidad está en Miami).
Los gobiernos han mostrado liderazgo en adoptar normas de eficiencia, invertir en competencias de innovación como Global Cooling Prize y financiar el desarrollo de tecnologías en etapa inicial. Un ejemplo es el Programa de Tecnologías Emergentes en el Building Technologies Office (BTO) del Departamento de Energía de Estados Unidos. El objetivo del programa consiste en “reducir la intensidad del consumo energético de los edificios en EUA en 30% en el 2030, respecto al 2010”. El BTO se encuentra colaborando con los laboratorios nacionales y los socios de la industria para desarrollar y lanzar nuevas tecnologías eficientes al mercado, y cuenta con un subprograma enfocado específicamente en HVAC, en calentamiento de agua y en electrodomésticos.
Estas iniciativas son un comienzo positivo y necesario, pero también es fundamental que las empresas tomen acción tanto en innovación como en adopción. Si logramos aportar ingenio y disciplina para incrementar la eficiencia energética de los sistemas de enfriamiento de nuestros edificios, avanzaremos significativamente hacia la creación de un mundo más sustentable —y podremos alabar sin reserva las virtudes del aire acondicionado—.
Este artículo fue publicado previamente como una columna de Opinión en Forbes y expresa el punto de vista Naresh Shanke, CTO de Xerox Corporation.