A medida que más personas viven sus días laborales desde el sofá o la cocina, con niños y mascotas por todos lados y con colegas en la pantalla, una nueva normalidad está tomando forma.
De manera simultánea, el propio trabajo ha cambiado drásticamente debido a la cancelación de viajes, reuniones presenciales, eventos y presentaciones y a la restricción de otras responsabilidades. Tanto para los empleados como para los gerentes, el tiempo recién adquirido en una semana laboral que siempre ha estado hasta el tope de trabajo es una oportunidad de encontrar energía y enfoque renovados.
James Glasnapp, científico social, experto en el futuro del trabajo y asesor de Xerox PARC, compartió más acerca de cómo aprovechar por completo una desaceleración obligada y realinear el trabajo conforme a esta.
Entender que el trabajo desde casa se sentirá diferente a partir de ahora.
Estar obligado a trabajar desde casa es totalmente diferente a tener la opción de trabajar desde casa”, dijo Glasnapp.
“La fantasía de trabajar desde casa era tener la libertad de viajar: abrir la computadora en la playa un día y en las montañas al día siguiente”, comentó. “En el mundo actual, los empleados ni siquiera pueden ir a una cafetería o un espacio de trabajo compartido. Y la gran mayoría no está trabajando desde casa porque se lo pidieron. Eso se sentirá incómodo al principio”.
Entender esa distinción puede ayudar a derribar algunas de las expectativas subconscientes de los empleados y ayudarles a adaptarse más rápido.
Pregúntense qué necesitan para triunfar.
Aún en estos tiempos estresantes, se pedirá a los empleados que sean lo más productivos, serviciales, colaborativos y comunicativos posible. Glasnapp recomendó pasar más tiempo pensando sobre lo que se necesita para asegurar el cumplimiento de esos parámetros.
“Pregúntense qué necesitan para crecer como profesionales en un ambiente en casa”, dijo. “Este es el momento de ser transparentes, incluso un poco vulnerables, con sus equipos y explicarles lo que a ustedes les funciona. Se trata de conocer aquello que les da energía para ser productivos”.
Para algunos, lo que los impulsa y les da energía para progresar podría ser una reunión informativa semanal para hablar sobre los proyectos y darles seguimiento. Para otros, podría ser una reunión 1:1 con su gerente o una hora feliz virtual con un pequeño grupo de colegas. Tengan claro lo que necesitan para hacer su mejor trabajo.
Adopten una mentalidad de servicio.
En un ambiente típico, los gerentes tienen el deber de ayudar a sus equipos a dar lo mejor de sí mismos en el trabajo. Sin embargo, actualmente tienen la oportunidad —y responsabilidad— de asumir el reto y definir el tono en una manera toralmente nueva con una fuerza laboral que sigue adaptándose.
“Ahora más que nunca, es importante que los gerentes estén disponibles para responder preguntas y realmente asociarse con los empleados para ayudarles a desarrollar todo su potencial”, dijo Glasnapp. “Eso es particularmente crítico desde un principio. Los gerentes deben enfocarse en conocer cómo está su equipo en esta situación y qué pasos concretos ellos, como líderes, pueden dar para ayudarlos”.
Un buen primer paso es hacer preguntas sencillas y abiertas (p. ej., “¿Cómo puedo ayudarte?” “¿Necesitas algunos materiales?” “¿Necesitamos cambiar algunas prioridades en el trabajo o cambiar algo para que te adaptes mejor?”). Los gerentes deben sondear cuidosamente qué tan seguido deben reunirse con los empleados para saber cómo están. Algunos quizás prefieran o necesiten reunirse a diario, mientras que otros quizá opten por una cadencia que les dé más espacio.
Los empleados pueden hacer lo mismo por los grupos y clientes internos a quienes atienden. “Pregunten qué tan seguido les gustaría reunirse, qué objetivos deberían buscar cumplir juntos, y cosas por el estilo”, dijo Glasnapp. “Sean flexibles. Lo que se necesite ahora podría cambiar en el futuro a medida que las personas se ajusten a un nuevo ritmo de trabajo”.
Sean abiertos.
Tanto los gerentes como los empleados deben reconsiderar las expectativas, dijo Glasnapp, y recalibrar juntos sobre lo que es viable lograr.
“Ahora, esto tiene que ver con la manera en que podemos sacar el mejor provecho de la situación”, comentó. “Como gerentes y empleados, podemos preguntarnos qué es lo mejor para nosotros. Necesitamos darnos permiso de batallar un poco, incluso de fracasar algunas veces y de manifestar abiertamente lo que funciona y no funciona cuando trabajamos desde casa”.
Si logran mantener una comunicación honesta y transparente, lo más probable es que las compañías puedan trabajar de forma productiva con base en una cultura de trabajo desde casa que se enfoque en unirnos. “Es importante crear un ambiente de unidad y ser serviciales con el otro”, dijo Glasnapp, observando que los tiempos de crisis crean el mayor crecimiento.
“Cuando lo peor haya pasado, todos habremos crecido y aprendido de esta experiencia compartida en maneras que son imposibles de entender ahora pero que sin duda serán valiosas”.
¿Cómo están trabajando desde su nueva oficina en casa como empleados o gerentes?